El artículo del economista David Autor “AI Could Actually Help Rebuild the Middle Class” propone ideas que bien vale considerar para formar un juicio de lo que esta tecnología traerá a la humanidad.
Si todo el mundo es experto nadie es un experto.
La experiencia es la fuente principal de trabajo en los países industrializados.
Los trabajos que no requieren calificación están típicamente en la base de la pirámide.
La visión utópica de la era de la inframción era que el acceso a ella igualaba las oportunidades para todos. Información, resultó, ser un insumo de la habilidad más importante que es la toma de decisiones, que es la provincia de una élite de expertos. Típicamente individuos con grados de universidad. Haber abaratado el costo de calcular y de acceder a la información amplió la ventaja de la élite de expertos sobre el resto.
La oportunidad única que ofrece la IA es contrarrestar el proceso que inició la era de la computación.
Pensar que el futuro está determinado por una tecnología será darle la razón a Simmone de Bovoir ““Fate triumphs as soon as we believe in it.”
IA ofrece herramientas para enriquecer al trabajador y exponenciar nuestro trabajo. Nos corresponde dominarla y hacerla trabajar para nosotros.
Las computadoras permitieron a los profesionales pasar menos tiempo adquiriendo y organizando información, y más tiempo interpretando y aplicando esa información, es decir, participando en la toma de decisiones reales. Esto aumentó la precisión, productividad y el juicio profesional, magnificando su valor.
Antes de la inteligencia artificial, la capacidad principal de la informática era su ejecución impecable y casi sin costo de tareas rutinarias y procedimentales. Su talón de Aquiles era su incapacidad para dominar tareas no rutinarias que requerían conocimiento tácito. Las capacidades de la inteligencia artificial son precisamente lo contrario.
En un caso de ironía cósmica, la inteligencia artificial no es confiable con hechos y números, no respeta las reglas. Sin embargo, la IA es notablemente efectiva en la adquisición de conocimiento tácito. En lugar de depender de procedimientos codificados, la IA aprende mediante ejemplos, adquiere maestría sin instrucciones explícitas y desarrolla capacidades que no fueron diseñadas explícitamente para poseer.
Las consecuencias de la mayoría de estas decisiones son inconsecuentes en la actualidad, a menos que estés durmiendo al volante de tu Tesla, pero aumentarán a medida que la inteligencia artificial avance y asuma asignaciones de mayor valor en nuestras vidas.
La mayoría de las personas entienden que la producción en masa redujo el costo de los bienes de consumo. El desafío contemporáneo es el precio alto y creciente de servicios esenciales como la atención médica, la educación superior y el derecho, que están monopolizados por gremios de expertos altamente educados.
"Si un programa de computadora tradicional es similar a un intérprete clásico que solo toca las notas en la partitura, la inteligencia artificial es más como un músico de jazz, improvisando sobre melodías existentes, haciendo solos improvisados y tarareando nuevas melodías."
Sí, hay evidencia que respalda esta hipótesis. Tres estudios recientes proporcionan ejemplos de "prueba de concepto". En un documento de 2023, el economista investigador Sida Peng de Microsoft Research y sus coautores de GitHub Inc. y la Escuela de Administración Sloan del MIT demuestran que GitHub Copilot, una herramienta de programación basada en inteligencia artificial generativa, puede aumentar significativamente la productividad de los programadores. En un experimento controlado, el grupo de tratamiento al que se le dio acceso a esta herramienta completó la tarea de programación requerida aproximadamente un 56% más rápido que el grupo de control sin acceso a Copilot.
Si las innovaciones se utilizaran exclusivamente para la automatización, habríamos quedado sin trabajo hace mucho tiempo. En cambio, el mundo industrializado parece estar a punto de quedarse sin trabajadores antes de quedarse sin empleos. La razón probable es que las innovaciones más importantes nunca se trataron de la automatización. La automatización no dio origen, por ejemplo, a los aviones, la fontanería interior, la penicilina, CRISPR o la televisión.
En lugar de automatizar tareas existentes, estas innovaciones abrieron fundamentalmente nuevas perspectivas de posibilidad humana. Al mismo tiempo, generaron nuevos empleos y nuevas demandas de experiencia. No había tripulaciones de aviones, fontaneros domésticos, genetistas o actores de televisión hasta que las innovaciones de apoyo dieron lugar a la necesidad de estos conjuntos de habilidades especializadas.
La inteligencia artificial automatizará las tareas centrales de algunas ocupaciones, eliminará otras y remodelará drásticamente algunas de las que permanezcan. Al mismo tiempo, instanciará nuevos bienes y servicios, generará nuevas demandas de experiencia y abrirá nuevas posibilidades para el avance humano, aunque siempre es difícil predecir cuáles serán estas.
En medio de un diluvio de informes de prensa sobre la inminente robocalipsis de la inteligencia artificial, uno podría fácilmente dejar de notar que el mundo industrializado tiene muchos trabajos y pocos trabajadores. La pregunta no es si tendremos empleos, lo tendremos, sino si serán los empleos que queremos.
La oportunidad única que ofrece la inteligencia artificial a la humanidad es revertir esta tendencia, extender la relevancia, alcance y valor de la experiencia humana para un conjunto más amplio de trabajadores. No solo podría esto mitigar la desigualdad de ingresos y reducir los costos de servicios clave como la atención médica y la educación, sino que también podría ayudar a restaurar la calidad, el prestigio y la agencia que se han perdido para demasiados trabajadores y empleos.
Este camino alternativo no es una consecuencia inevitable o intrínseca del desarrollo de la inteligencia artificial. Sin embargo, es tecnológicamente plausible, económicamente coherente y moralmente convincente. Reconociendo este potencial, deberíamos preguntarnos no qué hará la IA por nosotros, sino qué queremos que haga por nosotros.